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Aquí también hay que leer compulsivamente (LFC)

La Niña de la Curva

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En ésta curva me renderize yo

En ésta curva me rendericé yo

De los productores de “Si marcas el teléfono de Dios es posible que descuelgue en Nueva York la secretaria de Santiago Calatrava” nos llega un nuevo hito reportero-periodístico, que deja a Edward Murrow a la altura de becario portacafeses, en forma de entrevista –ojo, con mensaje y con recado- a Zaha Hadid.

Lean, lean.

[Previo: Mal empezamos. O como frotar egos (propios y ajenos) a base de metáfora mala.

Se le escapa a uno porqué, antes de las entrevistas a arquitectos, hay parte del gremio periodístico que se ve poseído una mezcla entre el espíritu del gemelo tonto de Bukowsky y Willy el de la abeja Maya, que se ciscaba de miedo en presencia de una amapola, como el mismo autor se encarga de contarnos en el primer párrafo. No estamos seguros de que sea la actitud mas conveniente ir con tembleque a una entrevista, sobre todo porque –que sepamos- no está el autor entrevistando al espíritu de Bin Laden en las cuevas de Tora Bora, metralleta en ristre, sino en la City, calentito, y con un personaje que podría dar bastante juego si estuviera uno a lo que hay que estar en vez de a consultar el diccionario de metáforas modernillas.

Los dos párrafos siguientes producen rubor. O vergüenza ajena, una de las dos cosas.

¿Que cosa es exactamente “Una mujer recosida por dentro con cien aventuras, con mil resistencias”? ¿Qué resistencias? ¿La resistencia a acabar las cosas “on budget” quizá?

¿No es más fácil decir “Después de estudiar matemáticas en la universidad de Beirut” que “Después de entregarse a las matemáticas en la universidad de Beirut”? A menos que en la universidad de Beirut hubiera un grupo de mujeres matemáticas a las que Zaha se entrego en plan secta, al grito de “Vuestra soy, mía no, hágase en mi según la palabra de Fibonaci”.

¿Que es, en castellano, “Autoridad lobuna”? ¿Autoridad en qué, y lobuna por qué? ¿Es Zaha una mujer loba….autoritaria? Y de serlo ¿Va a salir en la próxima temporada de “True Blood” disputándole el titulo de líder de la manada a Alcide? (Ojo, que esta idea aquí la dejamos, ejecutivos de la HBO).

¿Cómo se trabaja “Entre madrugadas y desenfrenos”? ¿Qué desenfrenos? ¿Era Zaha la reina de las tarimas, en plan Geordi Shore? Mira que nos cuesta imaginarlo oigan. A menos claro que el ínclito entrevistador se refiera a que Zaha trabajaba mucho, y a deshoras. Vamos, como todos los arquitectos del universo mundo.

Y si esto les parecía tróspido, esperen que lo que viene es de hacérselo mirar. ¿Que definición es esta?:

Allí empezó a pensar que el mundo era una curva mal dispuesta, un ópalo por perfeccionar, en la estela del viejo Niemeyer. Entonces afianzó una arquitectura y un diseño fuerte, carnoso, casi imposible, de alma líquida, nacido como de un sueño vengador contra el ángulo recto y testicular de la arquitectura del siglo XX.

¿Curva mal dispuesta? ¿Ópalo…a perfeccionar? Y sobre todo…. ¿Niemeyer? Debe estar el pobre Oscar poniendo el grito en el cielo a sus 104 años. Cabría preguntarle al autor si ha visto en su vida algo de Niemeyer y si entiende que lo del centenario brasileño se parece a lo que hace Zaha como un huevo a una castaña. O a un ópalo, ya puestos. O en otras palabras, Por que dos cosas tengan curvas no son necesariamente iguales ni si quiera parecidas. Pero claro, a ver quien se atreve ante la perspectiva de un diseño Fuerte y carnoso de alma liquida. Un diseño que con esa descripción bien podría ser un pavo relleno.

Ah pero claro, que es un diseño vengador. Y ojo, vengador contra el ángulo recto y testicular. Miren que llevo haciendo ángulos rectos toda mi vida y no les veo yo la cosa testicular… a menos que se refiera a darle al F8 con… pero no… no puede ser.

Pero tranquilos que ya empezamos con las preguntas. No sin antes enterarnos de que Zaha tiene “Mirada metálica”, no sabemos si como Zoolander con su “Blue steel”, y que es una suerte de “Dama de Elche envuelta en tinieblas” que debe venir a ser como la Princesa Leia pero pasada al reverso tenebroso, claro. Eso si, que sepan ustedes que para nuestro aguerrido entrevistador, esta mezcla de Zoolander, princesa Leia, fénix de los ingenios, vengadora testicular, trazadora de curvas, loba solitaria desenfrenada, recosida por dentro, superviviente de corneas grandes, que es Zaha… tiene rebeldía de puma.

No conozco yo muchos pumas, la verdad, así que no se si son rebeldes o simplemente fieros. Todo podría ser. Siendo malo, igual lo que quiere decir aquí mi primo el entrevistador temblón es que…. ¿Zaha es una Cougar? Ay, traviesillo.

Corolario: Hace falta ser relamido. Y sobre todo hace falta poco criterio para ir a una entrevista con un personaje, que –otras cuestiones aparte- podría dar mucho juego, creyendo que es uno un killer descarnado y acabar con este compendio de tonterías entre la pleitesía mas descacharrante y el publirreportaje mas atroz.]

Agárrense los machos (O el ángulo recto, no se, lo que tengan a mano) que empezamos:

Saltándonos un primer intercambio sobre si los premios son o dejan de ser, en el que según la Dama de Elche Dark a ella le dan igual, llegamos a una de las obsesiones y de los clichés mas extendidos sobre Zaha y, en general, sobre cierto tipo de arquitectura: La oposición entre línea recta y fluidez.

– Su apuesta es por la fluidez en un mundo en el que la línea recta impone una tiranía casi incuestionable.

– Sí, pero contra esa tiranía no hay mejor antídoto que el paisaje, la Naturaleza. Ésta se caracteriza precisamente por su carácter no lineal, así que, si lo tomamos como ejemplo, mi desafío no es tal. Las ciudades son también un buen ejemplo. Me refiero a las ciudades históricas (tan complejas) y no a las ciudades posindustriales, que sí presentan esquemas lineales y repetitivos basados en retículas que resultaron muy útiles a principios del siglo XX… Pero creo que cuando uno empieza a entender la ciudad como un organismo complejo e intenta transmitir esa complejidad mediante la experiencia espacial, se puede dejar de lado la idea tradicional de linealidad.

La pregunta es de traca, pero la respuesta no es mucho mejor. El ejemplo burdo de que la naturaleza es “no lineal” es una respuesta simplista que perpetúa el absurdo cliché de la oposición entre geometría y naturaleza para entender esta como una suerte de masa amorfa y desordenada. Nada mas lejos de la realidad: La naturaleza (El termino solo ya es ridículo, pero empleémoslo) no es caprichosa. Puede ser feroz (Mira, como un puma) puede ser caótica, pero encierra en ese caos unas reglas en nada basadas en la no linealidad y mas próximas al orden y la geometría que su absurda comparación con un idealizado –y burdo- reduccionismo planimétrico y visual de la comparación curva/recta.

Con las mismas podía habernos dicho la lobuna Zaha que “Una vez fui al campo y oye, estaba todo desordenadísimo”.

No contenta con esto, nos pone de ejemplo justificativo las ciudades históricas. ¿Qué ciudades históricas? Porque se ve que en el libro que daban en la Architectural Association no debía venir la trama hipodámica, ni el cardo, ni el decumanos, ni la ciudad mesopotámica, ni nada. Es lo que tiene estar ocupado expidiendo títulos de modernidad por las bocanas de Picadilly Circus y la senda punk de Carnaby Street, que el urbanismo se queda en nada.

Y por otra parte, de nuevo excusas simplistas para evitar lo obvio: Que la última arquitectura de Zaha es un puro capricho a golpe de Rhino. La ciudad histórica (La medieval, es la que parece servir de McGuffin aquí) responde a reglas muy precisas, a un orden intrínseco en absoluto caprichoso del que se esta seleccionando -por las razones más simples- el aspecto puramente visual.

Pero aquí ya hemos entrado en tromba, cuesta abajo en la rodada, y llegamos a otro cliché precioso: La ciudad es un organismo complejo y por tanto hay que dejar de lado la linealidad.  Se lo traduzco: “Yo una vez vi un órgano. Un riñón era. Y era así, como redondito, con curvitas… así que con las mismas”, de nuevo la metáfora absurda para colar como reflejo de la complejidad urbana de las ciudades (que responde de nuevo a ciertas reglas trazables muy concretas) la complicación absurda de los espacios “a capricho” de la diva inglesa.

Prosigamos, que la cosa se va a poner candente:

– En la última Bienal de Venecia de arquitectura se decretó el regreso a los proyectos modestos frente al abuso del espectáculo…

– Creo que hay que ser muy cautos con este tema, ¿no cree?

– No sé, aquí la arquitecta estrella es usted.

– Vamos a ver. Esta última bienal tuvo un cierto peligro porque no había nada de arquitectura en ella. La mayor parte de los trabajos podrían encuadrarse dentro del arte. O, al menos, estaban más relacionados con el arte que con la arquitectura. Muchos han olvidado lo que sucedió hace 30 años en la profesión, cuando se produjo una reacción general similar ante los grandes proyectos y el gasto que suponían. Aquello fue muy perjudicial y nos ha llevado tres décadas recuperarnos… La modestia a gran escala resulta extremadamente monumental. Es más: la modestia en las personas está muy bien, pero en la arquitectura no existe.

Se decretó. Ojo. SE DECRETÓ. La pregunta debía haber sido por que se “decretó” ese retorno a los proyectos modestos mientras se exhibía a bombo y platillo lo mejorcito de Foster, Gehry o ella misma, auténticos patronos y heraldos de la década del icono y la salvajada. Pero dejando de lado que la entrevistada se le esta escapando viva, aunque el crea que no, la respuesta es ejemplo clarísimo de la desconexión con la realidad del club del Jet Lag.

Para Zaha, las aberraciones neoliberales de la pasada década son por lo visto “Recuperarse” de un supuesto –y falso- pasado de miseria arquitectónica. La modestia es mala. Yuyú. No existe en la arquitectura. Y quizá habría que corregir: No existe en SU arquitectura, ensimismada, autista y autocomplaciente porque simplemente hace mucho que dejo de importar lo que hiciera siempre que lo firmara ella. Para el resto, sigue siendo valida aquella frase de “Saca tus sucias manos de la obra” y la importancia de entender que la modestia, entendida como una actitud de servicio que va bastante mas allá de poner “El Zaha” -donde sea y como sea únicamente por el valor de su firma- es fundamental si alguna vez queremos recuperar esta profesión para sacarla de las paginas del Vogue, justo de al ladito de Selena Gomez.

La desfachatez no obstante, sigue en aumento:

– Sin embargo, los excesos son el signo de una época que generó demasiadas ficciones constructivas.

– Gran parte de los conflictos de hoy están basados en la desigualdad, no en la arquitectura. Por eso, lo óptimo es invertir en el tejido y la infraestructura de una ciudad para facilitar el acceso a buenas viviendas, buenos colegios, buena asistencia médica, mejores empleos, reduciendo así la franja de los desequilibrios… Está sucediendo en muchas partes que esa distancia social se hace cada vez mayor. La mitad de la indignación y la ira que hay el mundo se debe a que muchos ven la abundancia de unos pocos. Es la razón por la que el Estado tiene que invertir y favorecer que la arquitectura entre en juego, porque todos (sin excepción) habitamos espacios arquitectónicos.

– Pues no parece el momento propicio para eso…

– Puede que no, pero es un error. En Londres, por ejemplo, el gobierno ha suprimido el presupuesto para el mantenimiento y la creación de nuevos centros sociales. ¿Qué provoca eso? Pues miles de chavales sin alternativa en la calle, generando problemas que van de la delincuencia a todo lo demás.

Que Zaha Hadid, exponente ubicuo del gasto absurdo en iconos inútiles, se revista (O se recosa por dentro, ya no sabe uno) de defensora del estado del bienestar y la igualdad, resulta risible. Ella, cuyas obras pueblan países donde lo de la igualdad lo han dejado para otro día (Emiratos varios, entre ellos), ella, de la que no conocemos que jamás se haya planteado si, por ejemplo, un pabellón puente sin uso futuro (Y al doble de precio presupuestado) es una inversión inteligente del dinero público que quizá estaría mejor empleada en esa “reducción de desequilibrios” de la que ahora hace bandera. Precisamente ella, viene a explicarnos a través de un silogismo tramposo que mantener el ritmo de construcciones absurdas y presupuestariamente desnortadas tiene algo que ver con la falta de inversión social y la caída de las obras públicas –estas si- necesarias. Se juntan así en un todo convulso e interesadamente amorfo la necesidad con el capricho, la verdad con lo falso y la realidad con el escenario de opereta superfluo intentando de manera torticera que lo uno tape lo otro, que la necesaria recuperación de lo primero justifique la continuidad o incluso la misma existencia pasada de lo segundo.

Y si tienen ambos extremos algo que ver, pero no por donde pretende Zaha hacernos creer: Lo que cabría por tanto preguntarle, si no se estuviera uno a buscar la metáfora del puma, es: ¿En qué medida cree usted que el hecho de que SU pabellón olímpico se haya desviado un 300% del presupuesto original ha influido en que el estado (Que no tiene una maquinita de hacer billetes) haya tenido que suspender –por ejemplo- la creación de centros sociales que va a dejar a los chavales de Londres hechos el Torete?

O mejor aun: ¿Cuántos centros sociales pueden construirse, no digamos ya mantenerse, con los 175 millones de euros de MÁS que han costado las piscinas olímpicas?

Que esto salga de la boca de Miss Hadid sin que haya un mínimo cuestionamiento al respecto, es ejemplo preclaro de cómo el stablishment arquitectónico-estelar esta a marchas forzadas cambiando un paradigma por otro, sin autocrítica ni análisis, con la permisividad y complacencia de los medios de comunicación y de –lamentablemente- parte de la profesión que se mantiene pegada a ellos como las rémoras a los tiburones. Un stablishment (Y sus rémoras) que han cambiado sus justificaciones pero cuya intención es exactamente la misma, sin alteración ninguna, y para los que la raíz social de la arquitectura es una excusa más a frivolizar y convertir en banal mentira con la que seguir haciendo lo de siempre, al precio de siempre, como siempre y –como no- contado por los de siempre.

Así puestos, la cosa acaba como no podía ser de otra manera:

– ¿Sigue apostándolo todo al riesgo?

– No sé si todo, pero sí bastante. No es posible avanzar de otro modo. El riesgo evita la estupidez y la imprudencia. Si haces caso al mantra de que en crisis no hay que moverse estás perdido. Eso sólo vale para los perezosos.

Poco hay de riesgo en la ultima arquitectura de Zaha Hadid, que se copia a si misma con la fruición de las ultimas bandas sonoras de John Williams y que vende sin importarle nada más (y mucho menos las desigualdades sociales, o la complejidad urbana) imágenes con firma al precio habitual a lo largo del universo mundo. Poco de arriesgado, que no sea la posibilidad de que se le funda el servidor haciendo un render o aplicando efecto remolino en Photoshop, máxime cuando uno de los riesgos principales a los que se enfrenta un arquitecto –on time, on budget, socially committed– es poco más que una molestia absurda sobre la que pasar como una apisonadora (de mirada metálica, claro). Hablar en esas circunstancias de imprudencia (sin pararse ni siquiera a pensar que se esta diciendo que “El riesgo… evita la imprudencia”) podría ser valido en el universo paralelo en la que habite Miss Hadid, pero no debería serlo para quien ha visto, leído y sufrido (Ustedes y yo aun estamos pagando el pabellón puente y la biblioteca de Sevilla) la realidad que nos toca.

Decia John D. Rockefeller que, en realidad, las grandes (Las enormes) fortunas se hacen en tiempos de crisis y nunca en tiempos de bonanza. Y que para hacerlas valía aquella máxima de que:

“The way to make money is to buy when blood is running down the streets”.

Este es en realidad el mantra. Ésta y no otra cuestión es la que se esconde tras ese rechazo (falsamente) «social» a la austeridad, a la prudencia y a la modestia. Ésta la mentira tras conciencias sociales impostadas que ocultan detrás la intención de que todo cambie para que todo siga igual, de que la recuperación del valor social de la arquitectura, de su voz critica y su capacidad de análisis y denuncia insobornable se conviertan en otra frivolidad más con la que seguir renderizando hasta la derrota final.

Written by Jose María Echarte

noviembre 30, 2012 a 13:37

7 respuestas

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  1. …Se ha superado Ud. Señor Echarte :) Magnifico…esto si que ha sido una venganza testicular :)))))))

    m0ete

    noviembre 30, 2012 at 13:52

  2. Lo que más preocupa es comprobar que «el sistema» se extiende por todo el orbe y en todos los campos.

    Jose María, si los que nos arruinaron son los que «nos van a sacar de la crisis», extrapolemos con «ojos de gacela» para comprobar con pavor que los que fueron exponentes de una época obscena, serán los adalides de la nueva era.

    Felicidades por la realidad de tus palabras.

    Aplausos y saludos.
    Daniel

    dandieva

    diciembre 1, 2012 at 0:58

  3. Excelente retrato del absurdo. Hadid destila un discurso plagado de frases hechas y varios sinsentidos… igual que su arquitectura

    Marcelo Gardinetti

    diciembre 2, 2012 at 13:24

  4. He dado buena cuenta a «Cultureta Watch» de la gente de Vicisitud y sordidez, porque la introducción a la entrevista merece estar en los anales de las entradas de ese blog.
    Y por vuestra parte, magnífico como siempre.
    Saludos.

    JCM

    diciembre 3, 2012 at 10:06

  5. Magnífico esta es la realidad con unas cuantas frase hechas somos los y las intelectuales ¡deprimente!
    Felicidades

    MGR

    diciembre 3, 2012 at 16:18

  6. […] saben que para nosotros, más que “la reina de la curva”, Zaha es “La niña de la curva” -y que en ese presupuesto se mato el dinero público-. No nos viene de ahora la idea de que Miss […]

    Stadium CopyCATS | n+1

    septiembre 10, 2013 at 13:34

  7. […] elogio desproporcionado, exageradamente cargado de una épica innecesaria e impostada para la que Zaha Hadid “pateaba las noches con autoridad lobuna”, algunos eran Bartleby redivivo, Peter Eisenmann tenia que ser transparente (si no lo era […]


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