Archive for julio 2011
Cuadernos de Viaje (1)
BSO no obligatoria de este post: Japanese Boy, Aneka
No escribimos nunca sobre viajes. Se debe a dos razones:
1.- Nuestro natural timidísimo.
2.- Que tal y como esta la cosa lo de viajar se esta convirtiendo en un lujo complicadillo.
Maria subió hace tiempo una magnifica crónica de algunos aspectos de su estancia en Rumania cuando el genial Carlos Cámara le hizo el outing expatriado en su trabajadísima sección “Los Otros Arquitectos”. Igual les suena el titulo. No, no es que Carlos se haya pasado al grupo Prisa. Es que por lo visto aquello del “plagio involuntario” que acuñaron en Córdoba se esta extendiendo como la gripe aviar oigan. Aunque puede que como dicen en ingles ocurra que “Great minds think alike” yo añado “And the greater mind thinks it first”.
Así que esto va de viajes. De uno mío en concreto al país del sol naciente (Tópico 1). Al garaje del Mazinger Z. Al sitio donde viven Miyazaki, Tezuka y Go Nagai.
Y si, donde también están Sejima, Tange, Nishizawa, Ando, Ito, Ban…. Y otras gentes de mal vivir… pero no esperen mucho de esto porque el viaje en cuestión era mi viaje de novios (Tópico 2, and proud of it) y porque mi santa ya me dijo antes de embarcar en el avión que “No te pongas arquitecto que te doy una colleja que te enciendo el pelo”, y es que hay que quererla amigos, porque justo es reconocer que un arquitecto de viaje es mas pesado que una vaca (De Kobe en este caso) en brazos.
Y sin mas dilación, vamos con la primer entrega:
Tokio, cables, doblar la raspa y hormigones que da gustito tocar.
Elogio del Recoveco
De la serie: -Post de verano-. BSO No obligatoria: Calle Melancolia. Joaquín Sabina.
Las ciudades están llenas de ellos. Y no, no me refiero a los maravillosos estragos que el aglomerado en frío del Plan E ha dejado por las calles de nuestro país, sino mas bien a esos lugares de nuestros entornos urbanos que todos reconoceremos.
Esos lugares estrechos, angostos a veces, más amplios otras. Formados por recortes, esquinas y restos, anchurones en la trama urbana y pequeños planes que nunca llegaron a acabarse porque nunca existieron pero que dejaron restos tras de si. Vestigios de momentos en los que cualquier hueco en la abigarrada trama de las ciudades mediterráneas era un lujo (O un capricho adaptado de urbanistas viajados a otras tierras).
Esos lugares donde el exceso por controlarlo todo y el hiperdiseño aun no han podido hacer estragos, aun no han conseguido uniformar bajo el traje pret a porter de lo políticamente aceptado la experiencia construida de años y siglos que se resiste casi intacta, defendiéndose contra baldosados infames, mobiliarios urbanos con exceso de protagonismo y egos descontrolados que creen saber mejor que los propios ciudadanos “Qué necesita su plaza”.
Hablo de esos lugares con nombres maravillosos: Estrechas, callejas, callejones, plazas-placitas y placetas, adarves, pasajes, pasos, correderas, traseras de, rondas, caminos (Y antiguos caminos)….
The Architectural Guerrilla
Este artículo, cuyo titulo original es el que leen ustedes “ The Architectural Guerrilla”, fue originalmente escrito para WANT Magazine, publicación digital con la que Maria Granados y un servidor colaboran. Se publica aquí dado que fue escrito hace algun tiempo y el paso de los meses va mellando su actualidad hasta el peligroso limite entre lo interesante y lo “so last season” y porque leídos los debates que se han originado en otras paginas (Aquí, aquí y aquí) parece el momento mas indicado de mostrarlo y quizá recrearlo después en una versión 2.0 a partir del debate que genere, que espero sea mucho y efervescente.
Esta en ingles (WANT se publica en la lengua de Chaucer), lo que les vendrá muy bien para practicar. Tómenselo, sino como otra cosa, como un cuadernillo Santillana de su niñez.
This article was edited and shaped thanks to the great work and wisdom of Ken Grobe, editor extraordinaire, to whom I am so thankful for all his help and encouraging. Read, enjoy and comment.
«Concursos» y Concursos
Animemos el verano. El CSCAE (A.K.A. el SECAE) nos manda con toda la parafernalia habitual (Es decir, a través de los Colegios, viva el circunloquio) nota sobre los “Concursos Privados” de arquitectura.
La figura, que lleva ya un tiempo funcionando, es sencilla de entender. Un particular requiere de los servicios de un arquitecto para construir algo, generalmente suele ser su casa, o su negocio – algo que le atañe de forma próxima – y para ello, en vez de buscar a un técnico que satisfaga sus necesidades (Buscar lo que hace o deja de hacer, informarse, conocerle etc.) decide convocar una especie de “concurso” en el que los “elegidos” o aquellos que decidan presentarse, oferten su trabajo con una propuesta.