Archive for marzo 2015
Subasteros
[Pero] también hay que cambiar la ley de contratos del estado
Últimamente el procedimiento normal del contrato es el concurso público en lugar de, en mi opinión, el mucho más objetivo de la subasta. El concurso permite que los técnicos, los políticos… todo el mundo diga “no pero es que es muy importante que tengamos en cuenta tal cosa o tal otra”, no, ahí no hay nada más que la oferta económica y eso es objetivo, por eso le gusta a muy pocos de los contratistas
Así de a gusto se despachaba la candidata del Partido Popular a la alcaldía de Madrid, Doña Esperanza Aguirre, con respecto a las licitaciones de la administración mediante concursos públicos en una entrevista en el programa Un Tiempo Nuevo [Aquí a 50 segundos del final]. [La transcripción es literal, la puntuación es mía –y créanme, creo que mejora el original-]
Contiene la intervención, como suele ser tristemente habitual para las cosas de la política, medias verdades, mentiras enteras, brochazos muy gordos y un desprecio soberbio y falto de el mínimo respeto prudente exigibles a quien pretende representar a los ciudadanos de la capital del país.
Pero vayamos despacito.
Frei Otto 1.925 – 2.015. De premios y verdades
No creo que sea necesario glosar las verdades de la obra de Frei Otto. En primer lugar porque no creo que haya que glosarlas.
Hay arquitectos que no necesitan excesos de papel cuché para explicarse. Ni glosas, ni elegías, ni odas. Su trabajo habla por ellos más de lo que nadie podrá hacerlo. Cualquiera que haya visitado en Munich el estadio de los juegos olímpicos de 1.972 necesitara poco más para entender lo necesario de un trabajo constante, serio y responsable como el que el arquitecto alemán desarrolló (Modesto y silente en comparación con otras figuras –a falta de palabra mejor- mediáticas) durante más de 4 décadas. [Lean a propósito este magnífico texto de Miguel Angel Diaz Camacho ].
No obstante la triste noticia de su fallecimiento viene unida a la concesión del premio Pritzker (Premio Hoteles Hyatt, para ser claros) un día después de su muerte.
Así, mientras la perdida de uno de los grandes arquitectos de su generación debería llevarnos tal vez a debatir su magnífica obra y, no menos importante, el porqué de su exclusión académica en muchas de nuestras escuelas (Donde Otto es, no nos engañemos, poco más que un vergonzoso pie de página)… la intromisión mediática del mal llamado nobel de la arquitectura convierte todo en una cuestión publicitaria tremendamente reveladora de los derroteros por los que nuestra propia historiografía transita hoy día.