Archive for the ‘desarrollo sostenible’ Category
The Crowdsucker Proxy
BSO no obligatoria: Ghost Riders in the Sky. Johnny Cash.
En la poco apreciada “The Hudsucker Proxy” [Traducida por algún negado en español como “El gran salto” y que en realidad significa “El delegado de Hudsucker” o más bien “El sustituto de Hudsucker”) Tim Robbins interpreta el papel de Norville Barnes, un empleado de bajo nivel de Hudsucker Industries al que el personaje de Paul Newman elige precisamente por su inocencia como “proxy”, como hombre de paja interpuesto al que colocar como fachada de un fin secundario, algo más perverso y oculto.
[El dialogo de la reunión en la que se toma la decisión de colocar un tonto (un “proxy”) al frente de Hudsucker –justo después de que el propio Hudsucker se haya tirado por la ventana- es, para quien esto escribe, puro hermanos Cohen at their best]
En realidad, lo que preocupa a Mussburger –Newman- es que el control –el efectivo- de la compañía pase a estar en manos de accionistas menores que adquieran el 86% de las acciones de Hudsucker en una oferta pública. La medida es pues una estratagema de confusión.
No seremos en esta santa casa culpables de no creer en el sistema de crowdfunding. Hemos participado en varios, y su funcionamiento se ha demostrado más que valido para la financiación de proyectos que de otra manera no hubieran encontrado posibilidad de llevarse a cabo.
No obstante, y cuando nos acercamos a la arquitectura, la cosa comienza a experimentar síntomas de cierta perversión preocupantes que están mucho más cerca de los perversos planes de Mussburger que de la oferta pública de Hudsucker.
Hablamos de este tema al referirnos al crowdfunding organizado para la construcción del pabellón de verano de Izaskun Chinchilla en Nueva York. En aquel caso, el empleo de la herramienta parecía extraño cuando lo que se solicitaba eran fondos para un divertimento (uso la palabra sin acritud) de verano en Manhattan financiado en parte por un sector (el de los arquitectos españoles) que no está para dar muchos saltos. Más allá de esta circunstancia menor, el análisis cuestionaba la conversión del arquitecto no solo ya en alguien que debe buscar su propio trabajo, sino en alguien que debe buscar su financiación y dejar sus honorarios al albur de un simplista “lo que sobre” que perpetuaba la imagen del profesional como una suerte de artista que debe estar agradecido por el simple hecho de trabajar o, por ponerlo claro, porque le dejen construir algo.
Ya en aquel momento voces tan lúcidas como las de Julen Asua de Multido prevenían contra una evolución del concepto crowdfunding que lejos de llevarnos hacia la búsqueda de financiación alternativa podían convertirse en un añadido interpuesto, probablemente innecesario como fuente de financiación, y cuya percepción participativa y “amable” podía (intencionadamente o no) simplificarse hasta convertirse en una forma de socialwashing que banalizara ciertas cuestiones hasta convertirlas en –precisamente- proxys.
No hemos tenido que esperar demasiado. Veamos porque.
Do Not Feed the Architect
Terminada la campaña de crowdfunding asociada al Pabellón Organic Growth de Izaskun Chinchilla –y conseguido el objetivo que esta perseguía (enhorabuena, pues)- es buen momento para analizar el caso como sistema y como parte de un proceso replicado y replicable que permea la profesión de arquitecto –y en buena medida a la sociedad occidental- en una u otra manifestación –a falta de mejor palabra- estilística.
Debe uno en primera instancia aislarse de nombres y particularidades. Se entiende por tanto que la autora decida lanzar la campaña y construir el objeto en cuestión de todas las formas posibles (Sin compartirlo) sin entrar en las razones particularizadas del caso (La posibilidad de entenderlo como una inversión, la de construir en Nueva York, la exposición etc…). Más allá de estas cuestiones, que considero privadas –incluso para el caso de la campaña en cuestión, afectivas- y que como tales deben quedar fuera de este escrito, puede establecerse un análisis del proceso que se oculta detrás de esta capa de información y de lo que representa.
Ferrán y Mi Cuñado
En este país, todos lo sabemos, los parques naturales son sagrados.
Porque en este país, otra cosa no… pero lo de la protección inmaterial del paisaje y el entorno natural lo tenemos clarísimo. Se lo juro. Y como lo tenemos tan claro, nuestros representantes políticos y el poder legislativo nos han dotado de leyes, solidas. Confiables. Todo para reforzar este aspecto de la conservación sostenible del patrimonio natural.
Emmmh… bueno, si… a menos que uno vaya a construir un hotelazo en Cabo de Gata. Pero nada de una cosa de medio pelo, oye. Un hotel de categoría. Con discoteca y todo. Entonces no. porque esto son muchos puestos de trabajo. Y que además el hotel lo pintamos de marrón que así se ve menos y nos queda supersostenible y hasta nos felicitan en el colegio de arquitectos.
Recetas con Arquitectura Picada (I)
Hoy, y a la vista de algunas recientes noticias, n+1 Nouvel Cuisine (Brazo armado -con un pela-patatas- y cocineril de esta santa casa) se complace en presentarles la apetitosa y sabrosísima receta:
BjarkeSoufflé sobre cama de sostenibilidad al aroma de centro comercial.
Para esta receta se necesitaran utensilios básicos de cocina e ingredientes comunes…. y no menos de 30 becarios a los que se tendrá previamente en maceración unos meses en régimen de esclavitud, trabajando 14 horas al día, por una comida y cama, con el objetivo de ablandarles las carnes y –sobre todo- la moral.
Cuando los becarios estén en su punto de maceración, se procede a cocinar el BjarkeSoufflé, de la siguiente manera:
El Bombero Torero Gasogénico
Creannos, en este país no cabe un tonto más. El siguiente se cae al agua.
Poco más podemos añadir a las declaraciones del presidente de la patronal de la banca, Miguel Martín, que ante la preocupación por la oleada de desahucios se descuelga con unas bonitas declaraciones. Lean, lean.
A Fine Product / A Good Space
Hoy es un día triste amigos.
Hoy, tras una carrera que solo podemos definir como inmejorable, dejando tras de si una hoja de servicios intachable, plena de grandes momentos y excelsas impresiones…. Hoy, repito… Epsy nos ha dejado.
Epsy es la Epson Stylus Photo 2100 del estudio. Con capacidad de carga e impresión de cedeses, rollo continuo, A3 hasta el borde y 1440 ppp. La semana pasada Epsy se sintió envejecer por minutos, empezó a no querer imprimir en negro… ni en azul clarito… ni en magenta oscuro… vació 4 de sus ¡8! Cartuchos haciendo limpiezas, alineaciones de cabezales….
Cesterias Paco meets Las Muñecas de Famosa
Lo del alrededor, ponedlo oscurito eh? Que no se vea que es tal que asi
No tenemos muy claro en que categoría deberían englobarse las exposiciones universales.
Al menos, no tenemos muy claro donde deberían englobarse desde la del 92 para acá. Y ya son unas cuantas.
Lo que nos pide el cuerpo es llamarlo arquitectura fallera-pop y pasar a otra cosa, mariposa, pero quizá merezca la pena profundizar en las espesas contradicciones que sin el mínimo reparo repetimos como un mantra, convencidos de que de esta forma llegarán algún día a ser verdad.
La última exposición universal es en Shanghái, y como tema principal parece que nos hablan de sostenibilidad. Qué raro ¿No? ¿Se acuerdan una época que iba uno al cine y lo difícil era no encontrarse una (Incluso dos) películas con Kevin Costner cuando tenía pelo? Pues algo parecido. En realidad lo llaman “Better City / Better Life” y lo explican cómo:
This theme represents a central concern of the international community for future policy making, urban strategies and sustainable development
Nada de extrañar en esto, ya está aquí el perejil de todas las salsas, los electrolitos de mi Brawndo, la mantequilla de mi tostada, el Katya de mi cubierta modernilla. Lo que no puede faltar en cualquier discurso aunque no pegue ni con loctite.
Lo que resulta curioso de todo el asunto es que para contarnos lo de las urban strategies y el sustainable development, se emplee un sistema como el de una expo, que si de algo puede presumir es de ser menos sostenible que el Coloso de Rodas en plena tormenta del Egeo.
Expliquémonos:
Dirty, Sexy (Sustainable) Money
El cambio climatico es sexy. Y la sostenibilidad es übersexy.
Tripp es mas sostenible que nadie!
No sabemos si esto lo ha dicho aun el Cosmo, pero cuando lo haga ya podemos estar seguros de que la cosa se va a convertir en una astracanada y en una caricatura ridícula de sí misma, como ya ocurrió con la arquitectura pública la década pasada, transformada en un catalogo de H&M por obra y gracia.
Déjennos aclarar. La sostenibilidad nos parece un tema importantísimo, de primera magnitud y nos parece que debe ser un input más de los muchos (miles) que se manejan al proyectar. Como lo es la cimentación, el cerramiento o el DRO [Si no saben lo que es el DRO, ya están dándoles cera a sus profesores]. La idea de que cuanto menos jorobemos el planeta mejor, dado que vivimos encima de él (Y en algunos concursos de viviendas de curioso resultado incluso debajo) nos parece evidentemente lógica.
Ahora bien, (¿Ya se lo esperaban eh?) el problema es que en ciertas cuestiones, el sucio dinero- o sus equivalentes espurios, la fama, el glamour y las regalías- tienen tendencia a meter las patas con una facilidad pasmosa.
Cartelería Fina
Hagamos unos numeritos.
Por hacer, ya saben.
El pasado plan E (Que no incluía el pago de los proyectos ni los honorarios de sus redactores, cosa que tampoco importo mucho dado que el reparto fue el que fue y nos quedamos en esta profesión para vestir santos), obligaba a indicar en las obras que aquello era efectivamente, el Plan E. Por si dudaban ustedes de quien estaba levantando la acera de su calle por quinta vez en dos años para, en las sabias palabras de Danny De Vito, “buscar el tesoro”.
O dicho de otra manera, ¡Para que vamos a gastarnos el dinero si no se va a enterar nadie!, sistema este tan español como el tute perrero y la tortilla de patatas, que consiste en asumir que las obras no importan y que importan menos sus resultados siempre que haya un día que se inaugure aquello y que durante su desarrollo haya allí un cartelón bien grande donde diga “!Que buenos que semos!”.
Pues bien, cada cartel PLAN E (Normalizado, claro, porque aquí para estas cosas normalizamos como posesos y de forma clara, no como en el CTE que eso ni da votos ni nada) cuesta:
1.400 €
(Y estoy siendo asceticamente generoso)
Ahora síganme y no se despisten:
El Nuevo Feng Shui
Cuando uno acabo la carrera, allá en el pleistoceno medio, se puso de repente de moda una tradición milenaria venida del exótico oriente.
El Feng Shui.
Basado en el concepto del Chi, un aliento vital, un flujo o simplemente una especie de potencia de hacer las cosas, se trataba de una suerte de geomancia extraña en la que se estudiaba el espacio y las formas y su influencia energética en el Chi. En fin, ya se imaginan, un galimatías relacionado con el I-Ching, con el Ying, con el Yang y hasta con el arroz tres delicias.
Pero era lo que tocaba (O quizá es que no tocaba nada mas y esto estaba a mano), y claro, hablando del espacio, era cuestión de tiempo que a alguien se le ocurriera la felicísima idea de aplicarlo a la arquitectura.
Así que lo que en China imagino es una cuestión cultural y semireligiosa que data de una tradición milenaria, aquí se convirtió en una serie de manuales baratos de consejos al uso para conseguir una “Arquitectura Feng Shui”.
Para los que habíamos leído “El elogio de la sombra”, a Mishima o simplemente para los que teníamos dos dedos de frente, aquello era una receta banal de tonterías sin orden ni concierto extrapolada de la forma más ridícula posible. En otras palabras, no se si llegare a sentir como se me pone el Chi de picos pardos en la ciudad prohibida de Pekín, de lo que estoy seguro es que los principios son difícilmente aplicables a un piso de 80 metros cuadrados de VPO en Sanchinarro. Culturas diferentes, tradiciones diferentes, formas de habitar diferentes, de entender la vida diferentes, pero eso si: “La cama debe orientarse según el flujo del yang”.
Y sin embargo hubo gente que se dedico a ello con fruición. Estudios que hacían arquitectura Feng Shui y que la vendían cancamuseramente como el no va mas de lo moderno. La gente te invitaba a su casa y cuando descubrías que la mesa del salón estaba atravesada a sangre en medio de la habitación, te explicaban que era para captar la energía positiva de la línea magnética del paralelo 37. El Cosmo (La revista de arquitectura mas leída del mundo) lo ponía en la columna de lo “In” indefectiblemente, el Elle Deco (La revista de critica de arquitectura mas leída del mundo) nos enseñaba casas Feng Shui en Japón, en China…. Y en Retuerta del Bullaque.
La etiqueta estaba creada, el slogan estaba hecho. La moto que había que vender era la moto Feng Shui. Daba igual que fuera la vespa de siempre o que de Feng Shui tuviera lo que yo de emperador de Japón. Cuando un slogan tiene la suficiente fuerza, lo importante es que las cosas parezca que son. Ni siquiera hace falta que sean. No dejemos que la realidad nos jorobe una buena moda. Lo importante de la marca es… la marca en si y no el producto final que diría Naomi Klein.
No obstante El Feng Shui cayo pronto como moda, justo curiosamente cuando se empezaba a hablar de sostenibilidad. Sospecho que el uno cayó por su propia tontuna intrínseca y que no existe una relación entre una cosa y otra. Al menos lo sospecho.
Entiéndanme bien, no estoy comparando el concepto sino el desarrollo. La sostenibilidad me parece un elemento fundamental de lo que hacemos. Un input mas, un dato que debe ser tenido en cuenta (y muy en cuenta) y que debemos abordar con lógica, con seriedad y siempre conscientes de que las fuentes de energía son finitas (Algunas) y de que debemos tratar de minimizar nuestro impacto en el planeta…. y si es posible hacerlo todo sin darnos el autobombo habitual, como de hecho se ha hecho durante siglos poniendo aljibes, haciendo cámaras frías, ventilando las viviendas, orientándolas bien, eligiendo los materiales cuidadosamente y no al grito de “Soy mas moderno que ninguno” y un largo etc.
Ahora bien…. ¿Se esta convirtiendo la sostenibilidad el nuevo Feng Shui?