«Concursos» y Concursos
Animemos el verano. El CSCAE (A.K.A. el SECAE) nos manda con toda la parafernalia habitual (Es decir, a través de los Colegios, viva el circunloquio) nota sobre los “Concursos Privados” de arquitectura.
La figura, que lleva ya un tiempo funcionando, es sencilla de entender. Un particular requiere de los servicios de un arquitecto para construir algo, generalmente suele ser su casa, o su negocio – algo que le atañe de forma próxima – y para ello, en vez de buscar a un técnico que satisfaga sus necesidades (Buscar lo que hace o deja de hacer, informarse, conocerle etc.) decide convocar una especie de “concurso” en el que los “elegidos” o aquellos que decidan presentarse, oferten su trabajo con una propuesta.
Cabe decir que no he hecho nunca uno de estos, y que no pienso hacerlos porque me suenan a cachondeo. Evidentemente todo es cuestión de grados, no es lo mismo un concurso privado convocado por “The Coca Cola Company” Para su nueva sede en Atlanta, que uno convocado por Mengano de Cual para su casa en el campo (Que son los que se están dando). Si te gusta mi trabajo, mi oferta económica, profesional y de plazos y mi currículo contrátame y si no te gusta… no. Es así de sencillo. Por las mismas podría yo hacer un concurso de clientes.
Muchos de ellos se convocan a través de empresas que los gestionan y que por la “inscripción” -es decir, por dejar que te presentes, o por gestionar el “concurso”- cobran una determinada cantidad. Un buen ejemplo de perro come carne de perro, dado que (imagino) los esperables emolumentos de estas empresas provienen de estas inscripciones y no de los clientes originales que son quienes a la postre contratarán.
Hasta aquí, todo claro. Como les decía, ni he participado ni pienso. A mi me gustan mis martinis agitados y mis concursos públicos. Entiendo que si voy a ofrecer mi trabajo a la buena de Dios, el mejor convocante que puedo encontrar es la administración. (Si, ya se, ahora vamos con esto…).
No tengo nada en contra de quienes se presentan a estos “concursos”. Cada uno se busca las habichuelas como quiere, puede o le dejan, pero como dirían en ingles: It’s not my thing and it’s lawsuit bait. Asumo que es una figura que existe en muchos países y que funciona de forma regular sin mayor misterio. Se trata pues de que, parézcame bien o mal, y pese a que no se incumpla la ley, tengo mi postura muy clara: Ni los hago ni los recomiendo.
El CSCAE, decíamos, esta por lo visto preocupado con este tema y su asesoría jurídica nos manda una nota sobre los peligros intrínsecos del asunto. Aparte de dedicar medio documento a explicarnos porque no se puede llamar concurso, cosa que me parece muy bien y que a la vez es cogérsela con papel de fumar, la advertencia no dice nada que no entienda cualquiera con dos dedos de frente, a saber:
Que se trata de una relación de contrato privado sujeto a la legislación civil en la materia [¡NO! ¿De verdad?]
Que como en todo contrato privado pueden existir cláusulas abusivas que lo harán (de ser así) nulo de pleno derecho. [Vamos, que te leas lo que firmas, primo]
Que si alguien esta cobrando la inscripción y se esta quedando con la pasta para otros fines, o si el concurso no se celebra y esta no se devuelve, podría estarse cometiendo un delito de estafa o de apropiación indebida. [Y si va en coche a 200 le quitan 6 puntos…]
Que la empresa convocante se reserva el derecho de dejarlo desierto, lo que no da mucha tranquilidad.
Que el jurado son los propios dueños futuros del asunto [Again: ¡NO! ¿De verdad?]
Y oigan, a mí, me parece todo muy bien pero:
¿No es todo un pelín obvio? Y no es que me queje de que avisen ustedes pero… ¿No es quizá el momento de pensar que un arquitecto que sale de la carrera debería saber estas cosas? ¿Qué da igual que sepa si las espumas de Sloterdijk son así, o asá (Ya lo aprenderá si quiere y le interesa) pero saber algo de esto parece fundamental para no crear profesionales tremendamente parciales capaces de leer y comentar “Rizoma” (¡Y de entenderlo!) pero no de comprender la naturaleza elemental de un contrato aunque sea de forma básica?
Claro, luego se encuentra uno con gente que afirma que en los concursos públicos se puede, una vez ganados, decir que con el dinero que hay (O sea, el precio base de licitación, por ley) ellos no pueden construir. Las carencias son atrevidas…. y peligrosas y así, de aquellas formaciones, estas perlas de inteligencia.
Y dejando de lado la obviedad del asunto, verán, hay algo que si me molesta realmente:
Esta enorme preocupación por los contratos privados de “concursos” privados…. ¿Podíamos trasladarla multiplicada en su justa medida por, digamos, 500 a los que si deberíamos estar fiscalizando a cara de perro que son LOS CONCURSOS PUBLICOS?
Digo, para cuando haya un rato ¿Eh?, sin prisas…
Básicamente porque cláusulas abusivas hay en casi todos los concursos de las administraciones. Abusivas de toda abusividad y mas malas que un matón de colegio ingles con bufanda de rayas y sobrepeso. Entre ellas y en opinión de esta santa casa las que IMPIDEN de forma efectiva presentarse por no tener en los últimos ¿3 años? 3 obras de presupuesto similar al que se licita (3.000.000 de € p.e.) que es la forma de decir: “Esto se lo va a llevar Fulano, que tiene tres obras…” pero al revés.
Porque también en los concursos públicos se pagan inscripciones (Aunque menos que antes, es cierto) y también la administración se reserva el derecho de dejarlos desiertos o desconvocarlos sin devolución de los dineros pagados.
Porque en ningún sitio como en los concursos públicos encontramos jurados surrealistas hasta el extremo se ser capaces de provocarle un infarto al mismísimo Kafka.
Porque si nos parece poco garantista el jurado unipersonal de “concurso” privado, cabria recordar que es en los concursos públicos donde 1500 paneles A-1 se ven en tres horas y se fallan con un acta que son TRES LINEAS (Literalmente) de un folio, sin que nadie en nuestras queridas instituciones se levante del jurado y diga, clarito, que aquello es una falta de respeto, que abandona el jurado y que en cuento salga por la puerta se va derecho a la prensa a cantarles una soleás plenas de sentimiento.
Porque, y permitan que me ponga malvado, cuando estos años pasados nos hemos desayunado, comido y cenado con concursos a dedo directo o a dedo entre 5 elegidos, no veía yo publicadas notas de estas ni veía ruedas de prensa en las que se dejara a la administración por lo que era en tantos casos: Un nuevo rico hortera, discriminador, manirroto y faltón que despreciaba el trabajo y la profesionalidad del 99,99% de los arquitectos de este país.
Porque si hay algo que me parezca abusivo, son algunos contratos de la administración en que si se llega a empatar es rezando mucho mientras algunos cobraban autenticas salvajadas. Porque además, en esos contratos para nosotros los mortales, las cláusulas de penalización eran de leerlas y no llegarte la camisa al cuerpo mientras que los “Modificado Kings and Queens” no solo no tenían penalización alguna sino que encima cobraban mas por los sucesivos modificados.
Porque resulta curioso que a mi se me pida currículo, certificados, declaraciones responsables, certificado de contratista, de estar al corriente con hacienda, certificados de buena conducta de la parroquia del pueblo, de no ser adorador de Satán, y hasta análisis de sangre y jurar sobre el Benévolo en sánscrito antiguo, para un contrato en el que me van a pagar una miseria y, mientras, haya otros (Que debe ser que son mas guapos, o que el titulo lo tienen diferente) que cobran sus contratos millonarios allende los Alpes, en Suiza.
Porque han habido concursos en los que se han pedido, y cito, 5000 euros de inscripción no retornables (Como los botellines) en concepto de gastos de secretaria. Los rumores de que el sello de entrada lo ponía Megan Fox ligera de ropa y de que la tinta del estampillado era de sangre de unicornio aun no han sido confirmados.
Porque si, es cierto: los “concursos” privados que van a apareciendo estos últimos años tienen a veces una pinta malísima y no me parece mal que el CSCAE emita un aviso. Tengo mis reservas al respecto del hecho de que el aviso es tan básico que debería ser evidente para alguien que ha estudiado una carrera que no es precisamente cortita, lo que nos llevaría a un largo debate sobre si no debería uno salir de una escuela de arquitectura sabiendo las cuatro reglas, quien era Le Corbusier…. y lo que es un contrato privado normalito, dado entre otras cosas que se va a pasar mucho tiempo leyéndolos y firmándolos.
Pero dejando de lado esa pelea, si lo uno es cierto no deja de serlo que desde hace mucho mas tiempo, en condiciones mucho peores y con las vergüenzas publicas mucho mas al aire, torciendo cuando no directamente saltándose la ley como si no existiera, los concursos públicos en este país son un catalogo de abusos, mangufias y chapuzas en serie. Si para lo otro estamos tan rápidos y tan finos, para lo ultimo habría que estar imparablemente activos, peleones y alerta.
Perdón, equivoco el tiempo verbal, HABIA QUE HABER ESTADO. En cambio durante muchos años se nos ha ido el jamón en catas y el tiempo en homenajes extraños, ECC’s varias y otros inventos del TBO, ejemplos perfectos de lo que viene siendo meter los dos pies por un zapato o en su defecto estar a por uvas.
No podemos recuperar ese tiempo, ni probablemente durante muchos años podamos salir del empantanamiento tan maravilloso al que, en parte, nos ha llevado esa laxitud, pero al menos seria deseable que nos pongamos ya (Ya de ayer era tarde) a exigir, a reclamar y a poner en claro lo que es a día de hoy una informe masa gris que no hace sino perjudicarnos.
Porque ¿Saben que? Entre los “concursos” y los concursos, uno acaba descubriendo que las comillas son intercambiables. Tristemente.
Podían convocar «becas» para pudiéramos presentarnos a algunos concursos. Sería la manera de descojonarse definitivamente de nuestro trabajo… (pero por lo menos ver a Megane Fox ligerita de ropa y sellando tus paneles…)
En fin,.. hace tiempo que creo que los concursos no son la solución a nuestros males.
TOKI
julio 4, 2011 at 20:02
A ver quien es el guapo al que se le ocurre hacer un concurso de dentistas para que propongan arreglos de dentadura variados y encima pagando… desde luego que los arquitectos somos de traca
rafa
julio 4, 2011 at 20:31
Coincido con Ibon, no son la solucion, pero seguiran existiendo como forma de contratacion con la administracion y ahi al menos que no nos la cuelen dia tras dia…. Quiero decir, que cualquiera que saque un pliego de condiciones a la calle, deberia temer a la muerte, a los impuestos y al CSCAE, que ahora es mas una hermanita de la caridad.
(Y por otra parte, porque por una vez cuando el CSCAE hablara de «servicio social» me lo creeria, no como ahora que «servicio social» = Visado )
jmer73
julio 4, 2011 at 21:48
JM Pues con 3 copas te das un aire al de la foto…….XDDDDD Está la calle para hacerse enterrador que parece que es lo unico que tiene futuro o ir practicando malabares con 3 escalimetros para plantarte en un semaforo que dure un poco mas de la cuenta…..
Br1
julio 5, 2011 at 0:18
Llevo muchos años escuchando la misma frase: «Sabemos que lo de los concursos es jodido. Sabemos que hoy en día dedicarse a hacer concursos es un negocio totalmente ruinoso. Sabemos que muchos están amañados, que otros te exigen una cantidad increíble de trabajo no remunerado que acabará probablemente en la basura, y que el esfuerzo, dedicación y constancia altruista que hay que dedicar para intentarlo no merece la pena. Sabemos que es una especie de ruleta rusa que te va matando poco a poco. Sabemos que no son la solucion ni de lejos. Pero……………. si no seguimos haciendo concursos para ver si suena la flauta, ¿qué hacemos?»
Sinceramente creo que es un pensamiento equivocado. Creo que a pesar de que no haya alternativas, es preferible dedicar el tiempo y el esfuerzo a pensar qué hacer o cuál es el siguiente paso a dar, y dedicar el dinero y las posibilidades (tanto físicas como intelectuales) que uno tiene a buscar alternativas de negocio. Al menos intentarlo.
La gente con ideas, los emprendedores y la gente con iniciativa (como sin duda sois la gran mayoría de vosotros/nosotros) no sigue haciendo algo que cree que no le va a llevar más que a un callejón sin salida. La gente así dedica el tiempo, el dinero y el esfuerzo a probar caminos nuevos, a pesar de que también suponga asumir un gran riesgo.
Creo que quedarse en casa haciendo concursos, regalando ideas, sufriendo por nada o por casi nada, regalando el sudor de nuestra frente, prostituyendo nuestras iniciativas y nuestras ganas de hacer cosas y fomentando un mercado ridículo que desde hace años es la crónica de una muerte anunciada…. Es un error.
Creo que si no hay alternativas, hay que crearlas. Ya sea en ámbitos relacionados con la arquitectura, tangenciales a esta, o completamente opuestos. No importa. Siempre ganaremos más que entrando en este peligroso juego en el que se han convertido, desde hace años, los concursos de arquitectura.
Nota: Sobre los concursos privados no voy a hablar. La tomadura de pelo tiene un límite y esto ya supera con creces mi paciencia. Nuestro trabajo es mucho más serio que una subasta de talentos tipo Operación Triunfo, y mucho mas digno que un «a ver quién de ustedes se baja más abajo los pantalones…. porque ese será el ganador, el único, el indiscutible profesional capaz de construir mi chalet de 350m2 en las afueras de Albacete. Solo puede quedar uno.»
Julen
julio 5, 2011 at 7:43
De que los concursos gestionados por empresas privadas cobrando a los arquitectos sean una aberración hay poco más que decir.
De que los concursos públicos sean un modelo ruinoso, idem, pero no se me ocurre altenativa que no pase por un sistema de cribas que a los estudios pequeños siempre nos dejaría fuera. Y mira que llevo tiempo dándole vueltas.
Pero de los concursos de particulares si tengo que hablar. El año pasado participamos en nuestro primer restringido por invitación. Hasta ahí a todos los compañeros se les ponían los dientes largos hasta rechinar al rallar el suelo. Cuando les decíamos que era para una vivienda unifamiliar se escandalizaban…
¿En serio? ¿De verdad os resulta tan escandaloso que una familia quiera comprobar el servicio que se le va a prestar? Y no me contéis de CV y fotos de obras porque lo que nosotros prestamos es un servicio.
Y por poner un ejemplo alguno habrá por aquí que se haya casado. Yo antes de mi boda probé el menú que se iba a servir. Enterito, con todos sus platos y sus avíos. Y aquello no iba a suponer el desembolso económico que supone para una familia construirse su propia vivienda.
¿Es una faena que tengamos que demostrar nuestra valía? Totalmente. A los médicos no se les pide un cortecito de prueba para ver que tal, pero como a nosotros si que se puede pedir, me parece lógico y razonable.
Otra cosa es que sepamos medir los esfuerzos y no nos dejemos la piel a tiras en el intento…
Miguel
julio 5, 2011 at 8:36
En el COAS (que no seré yo el que diga que lo hacen muy bien) desde hace un tiempo hay una Oficina de concursos a la que podemos remitir los pliegos que creamos que tienen cláusulas abusivas, ellos a su vez lo remiten a la Asesoría jurídica y si lo estiman conveniente lo impugnan. Hasta aquí todo bien. Pero ¿que ocurre realmente cuando un concurso se impugna por una entidad como el COAS?… pues la triste realidad nos dice (nuevamente) que NADA. El concurso sigue «pa’lante» como si nada, los compañeros (aun sabiendo de la impugnación del mismo, ya les vale…) entregan sus propuestas, el jurado las «evalúa» y finalmente se publica el fallo del concurso, se adjudica y ¿se realiza? ¿se construye? eso ya es harina de otro costal (costal que creo también merece un buen post).
No se si posteriormente la impugnación le daría la razón al COAS y el concurso se podría anular, pero me da a mi en la nariz que esta posible anulación, llegaría con unos meses de retraso frente al fallo del jurado y en el mejor de los casos el compañero de turno tendrá entregadito su proyecto (espero cobrado) y en fase de inicio de obra.
eduFDEZdeALBA
julio 5, 2011 at 10:05
Excelente artículo (lo esperaba como agua de mayo) y comentarios certeros.
Por estos lares del West español se estilan ultimamente los concursos sin arquitecto en los jurados…. pa qué. Y estamos pensando hacer un ranking en bajadas de pantalones. Que si fulanito se ha bajado un x% los pantalones en tal concurso, que si menganito se los ha bajado un y%…. . Yo me los bajé el año pasado un poquito en un concurso para 25 VPO, pero viendo la oferta (la arquitectonica se las suda) de los ganadores, pues resulta que solo enseñe nada más que un poquito la rajita.
He optado por tanto no presentarme a ningún concurso de estos, ni con vaselina, llamadme sensible. Y de paso me he puesto un agujero más en el cinturón. Nunca se sabe.
Y luego están los concursos serios……….. permitidme que me ría. Ja!
Como dice Julen, hay otros caminos, yo al menos lo estoy intentando. Saludos
D. Oiza
julio 5, 2011 at 11:36
Sobre los «concursos privados» no diré nada, porque creo que no van a ninguna parte, en mi opinión no son mas que un intento comercial bastante cutre de hacer dinero en época de crisis, sin más interés profesional ni arquitectónico.
Sobre los «concursos» públicos, a estas alturas de la película, ya se ha demostrado con creces que ni el CSCAE, ni la grandísima mayoria de colegios de España (salvo, quizá Madrid, Vasco-Navarro y Sevilla, algo también en Málaga) tiene un interés verdadero y prioritario en modificar-mejorar la LCSP. Hay una especie de acuerdo tácito colegios-escuelas-revistas-administración-estudios de no remover mucho el asunto, si acaso, algún comentario e intervenciones en prensa y poco más.
Lo que les interesa realmente al CSCAE es seguir apostando por el modelo de estudiante-becario colaborando en estudio privado de profesor, para conseguir currículum, contactos y padrinos, al que cuando termina la carrera (con empujoncito de su profe-jefe en las notas) se le ayuda dándole algunos concursitos y obritas pequeñas, pero bien publicadas, engorda currículum, se le coloca de ayudante de catedrático y de jurado en concursitos varios, y ahí ya la bola empieza a rodar, ahí ya «es uno de los nuestros», el «reconocido prestigio» y tal.
Los demás, a ganárselo por su cuenta, a desarrollar otras vías poco exploradas de la profesión, a denunciar los abusos de la LCSP y el cachondeo de los «concursos», etc; vamos, a salvar el mundo, mientras se buscan las habichuelas para pagar la hipoteca. Con el agravante de que jamás, jamás, jamás, ni de estudiante ni de currante ha visto, oído ni olido a ningún compañero «tocado por las musas de los concursos» criticar públicamente la LCSP, ni ningún otro problema del colectivo, ¿donde están Moneo, Tuñón, Consuegra, Acebo, Sobejano, Cruz-Ortiz, etc, respecto a la LCSP, respecto a la desaparición del baremo de honorarios, respecto a Bolonia, respecto al Grado y Máster, dónde están? ¿Ganando concursos o descolgando el móvil para recibir un nuevo dedazo? Para el starsystem, los problemas de la profesión se reducen a «cuestiones de estilo».
Hay una especie de acuerdo brumoso en «el colectivo de primera fila», de colocarse como sea en el grupo y mantenerse a toda costa, y que los que se quedan fuera hagan cosas por la profesión, que ellos están muy ocupados con la «verdadera arquitectura», con sus becarios gratis y eso (no me estás trabajando nada en el estudio, no voy a poder ponerte Sobresaliente en Proyectos, verídico de toda verdad).
Como ejemplo, el sorprendente vídeo de studiobanana sobre AceboxAlonso, (maravilloso vuestro post de la cancamusa house de 2009) en el que Victoria cuenta, sin darle mayor importancia, que su Centro de las Artes de Coruña, tras dos años construido, sin llegar a ser utilizado, vuelve a ser reformado por ellos para «otro cliente» (literal), o sea, la misma Administración, otro Ministerio, para un uso distinto. Sí pero, ¿y el nuevo concurso para la reforma? ¿y la crítica al dineral despilfarrado en proyectos y obras? ¿eso no es arquitectura? Nada, hombre, eso para «los otros», los que no ganan concursos ni tienen padrinos, los protestones-envidiosos, o sea, el 95% de la profesión.
Dicho todo esto, creo que el problema no tiene solución. El único camino que nos queda, y es el mejor además, es despreciar a la Administración como ente gestor de las necesidades arquitectónicas y urbanísticas del país, y dejar de acudir a concursos convocados por ella.
Es decir, PROPONER por nuestra cuenta intervenciones de arquitectura a todas las escalas, para cubrir necesidades reales. Porque, si vamos a trabajar en los concursos de gorra, ¿que mas da trabajar «de gratis» para algo que, al menos, sí nos parece importante, a criterio de cada cual? No esperar a que se convoque concurso para presentar una propuesta, sino directamente, entregarla en el Colegio correspondiente, en Gerencia, o hacerla pública, buscando participación y apoyo ciudadano, que tiene un baremo de «lo necesario» bastante más serio.
Y perdón por el ladrillo, mis admirados n+1.
Fernando Ramos Muñoz
julio 5, 2011 at 14:42
[…] + artículo publicado en n+1 etiquetas:actualidad, arqutiectura, concursos, españa, profesion […]
“Concursos” y Concursos | n+1 | veredes
julio 8, 2011 at 8:07
A ver si es verdad y se acaban las mafias en los concursos públicos. En cuanto a los privados, no termino de ver el problema, creo que es una forma de poder mostrar las ideas de uno hasta que a alguien le gusten y las compre, ¿No? Siempre y cuando este perfectamente protegida la idea, claro!! Lo que no me parece bien son las empresas intermediarias que se quedan con la inscripción, pero creo que podría ser practico que un particular solicitara (a través del colegio por ejemplo) la concurre CIA de cuantos arquitectos quisieran mostrar sus propuestas para hacerle al señor una casa.
Enrique Alario
julio 8, 2011 at 12:01
Al hilo de los concursos públicos «abiertos»,¿cómo encaja en la LCSP eso, tan habitual, de que la Gerencia de Urbanismo de tu pueblo decide (después de consultarlo con el oráculo) qué arquitecto es más apropiado para determinadas intervenciones urbanas?
Es decir, eso tan simpático de que, contratado por un promotor, y presentado un Anteproyecto en Gerencia, te largen tranquilamente: «No, mira, compañero, es que para este solar, habíamos pensado nosotros, aquí, en el despacho de la Gerencia, que TÚ NO puedes hacer el proyecto; tiene que ser otro compañero, uno de estos titulados en «arquitectura emblemática». Dile a tu promotor que tiene que elegir entre estos tres, que son de «reconocido prestigio», que lo hemos visto nosotros en google esta mañana».
Aun en el caso de que se pueda justificar que es necesario tener en el CV al menos un premio de «cadena de hoteles metida a crítica de arquitectura» para poder hacer el proyecto, ¿no habría que convocar concurso público entre los 26 Pritzker vivos que ejercen, y que querrán, supongo, llevarse el pastel?
Digo yo.
sinarquitectura
julio 21, 2011 at 14:37
[…] mucho, y muy especialmente los chicos de N+1 lo han tocado con su característica ironía aquí, aquí y sobre todo aquí, entre otras […]
STEPIEN Y BARNO » ¿QUÉ OPINAS DE LOS CONCURSOS DE ARQUITECTURA?
febrero 14, 2012 at 10:40
[…] sobreoferta de profesionales produce la aparición de empresas que se dedican a la organización de CONCURSOS PRIVADOS para seleccionar arquitecto, teniendo los profesionales no ya que ofrecer su trabajo gratis para […]
Estrategias de Defensa Contra la LSP. Parte 2 « n+1
febrero 11, 2013 at 11:53